Dado que los precios de los alimentos desempeñan un papel tan importante en la inflación, particularmente en el Sur Global, muchos esperaban que los tan esperados envíos de granos desde Ucrania comenzaran a aliviar la crisis mundial de alimentos y del costo de vida.

Sin embargo, el impacto continuo del conflicto en los mercados mundiales de trigo y fertilizantes es solo una inestabilidad de la cadena de suministro que socava la seguridad alimentaria. Los problemas estructurales endémicos dentro de los sistemas alimentarios mundiales significan que los precios de los alimentos también están a merced del aumento de los precios de los combustibles, la escasez de energía y las crisis climáticas, todo lo cual trae la amenaza del hambre y la pobreza generalizadas a un mundo que aún se está recuperando de la pandemia de COVID-19.

El mundo está sufriendo conmociones recurrentes. La clave es actuar ahora para proteger los sistemas alimentarios, no solo durante los próximos 12 meses, sino durante las próximas décadas. Las medidas a corto plazo son necesarias para abordar la crisis alimentaria actual, pero también deben ser un punto de partida en el camino hacia una resiliencia a más largo plazo que prevenga y anticipe futuras crisis.​

Fuente: CGIAR​