Estas enfermedades debilitan los árboles de aguacate y cacao y terminan marchitándolos.
El aguacate y el cacao, dos productos emblemáticos en la mesa de los colombianos, enfrentan hongos capaces de destruir hasta el 80 % de un cultivo. El problema es que los productores suelen detectarlos solo dos o tres meses después de la infección, cuando ya es casi imposible salvar las plantas. Ahora, el desarrollo de una prueba molecular permite identificarlos entre 7 y 9 días, lo que abre la puerta a un control más temprano y efectivo de enfermedades como el machete y la muerte regresiva.
En Colombia el aguacate y el cacao no son solo productos de alto consumo, sino también motores de la economía agrícola. Según el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), en 2023 se sembraron 33.500 hectáreas de aguacate, con una producción cercana a las 150.000 toneladas al año y la generación de al menos 54.000 empleos directos e indirectos. Por su parte el cacao alcanzó en 2021 una producción récord de 69.040 toneladas, según la Federación Nacional de Cacaoteros, lo que representó un crecimiento del 8,9 % frente a 2020.
Aunque el aguacate y el cacao deleitan a miles de colombianos, ya sea en un guacamole para acompañar las comidas o en una taza de chocolate caliente en la mañana o la tarde, su producción enfrenta una amenaza silenciosa: los hongos Lasiodiplodia y Ceratocystis, causantes de la enfermedad del machete y de la muerte regresiva respectivamente. Dichos microorganismos ingresan por el tallo, se expanden por el interior de la planta y permanecen ocultos durante semanas; desde afuera todo parece normal, pero por dentro los árboles ya están condenados.
El problema es que cuando los síntomas finalmente aparecen –árboles débiles y marchitos– la enfermedad ya está muy avanzada. En ese momento el árbol se pierde y no hay mucho por hacer. Para los productores esto significa perder tiempo, dinero y esfuerzo, pues un cultivo que luce sano puede estar lleno de plantas infectadas sin que nadie lo advierta.
La buena noticia es que la ciencia colombiana encontró una forma de adelantarse a estos hongos que golpean con fuerza en departamentos como Antioquia, Santander y Arauca. La investigadora Laura Valentina Laverde Arias, magíster en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), desarrolló una prueba capaz de detectar su presencia apenas una semana después de que entran en la planta. “La diferencia es enorme, pues ya no es necesario esperar meses para ver los síntomas, sino que ahora se puede identificar a tiempo y evitar que la enfermedad se propague", explica la investigadora.
Señala además que “uno de los mayores riesgos de infección está en el proceso de injertación, en el cual se toma una parte pequeña de la planta para trasplantarla a otro cultivo, según las propiedades genéticas de interés para los productores, como por ejemplo resistencia a enfermedades o a condiciones extremas, entre otras".
“Uno de los encargados de propagar el mal del machete es un pequeño escarabajo de la especie Xyleborus ferrugineus, que se introduce en los tallos de las plantas enfermas y dispersa las esporas del hongo; por eso los productores aplican insecticidas para evitar que el problema se propague, pero desconocen el impacto sobre este y otros insecto cruciales para el ecosistema, pues son los encargados de mejorar los nutrientes en el suelo y las condiciones para que crezcan las plantas".
Con esta nueva herramienta los viveros y productores podrán revisar sus plántulas antes de enviarlas al campo, reduciendo así el riesgo de transportar plantas aparentemente sanas que en realidad ya llevan la enfermedad por dentro. El beneficio no solo es técnico, sino que puede representar ahorros significativos y mayor seguridad para quienes dependen de estos cultivos.
Detectar a tiempo para salvar cultivos y economías rurales
Con el apoyo de la profesora de la UNAL Adriana González Almario, y de la investigadora Yeirme Jaimes, doctora de la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria (Agrosavia), la magíster Laverde trabajó con muestras de hongos recolectadas en más de 10 fincas de Santander, Antioquia, Huila, Norte de Santander, Tolima y Valle del Cauca. En el laboratorio extrajo el ADN de los patógenos y diseñó una prueba especializada capaz de reconocer de manera precisa la infección causada por ellos.
Para comprobar su eficacia, inoculó en vivero 25 plántulas de cacao y aguacate con Lasiodiplodia y Ceratocystis y siguió de cerca la evolución de la enfermedad durante varios días, comparándolas con otras plantas sanas. Aunque por fuera los árboles infectados parecían saludables, los tallos mostraban necrosis y señales claras del daño interno.
La nueva técnica demostró capacidad de detectar los hongos incluso en cantidades muy pequeñas, y, gracias a su alta sensibilidad, diferenciarlos de otros organismos presentes en el ambiente, reduciendo al mínimo la posibilidad de errores en el diagnóstico.
Según la experta Laverde, “el cambio climático está exacerbando la presencia de estos hongos que, en el caso de Lasiodiplodia, antes podían vivir en el tallo sin generar ningún problema, pero que ahora están encontrando la temperatura ideal para expandirse".
Además de diseñar la técnica, la investigadora plantea una ruta práctica para que viveros y laboratorios regionales puedan aplicarla en sus procesos. Así, en el futuro los productores no tendrán que depender solo de inspecciones visuales sino que contarán con un método confiable para garantizar que el material que llega al campo esté libre de enfermedades.
“En las regiones faltan centros especializados que puedan llevar a cabo este tipo de técnicas", señala la magíster.
El impacto económico también resulta evidente. Proteger el cacao y el aguacate es salvaguardar dos motores de la agricultura nacional. El cacao se ha convertido en producto bandera de los programas de sustitución de cultivos ilícitos y en símbolo de calidad internacional, mientras que el aguacate Hass se consolidó como estrella de la agroexportación, con presencia en los mercados de Europa y Estados Unidos.
La innovación, desarrollada en los invernaderos de Agrosavia, llega en un momento crucial. En un mundo donde plagas y enfermedades se propagan con rapidez, Colombia da un paso adelante al crear una herramienta sencilla, rápida y confiable para proteger dos de sus tesoros agrícolas. Más que un avance técnico, la herramienta representa una esperanza para los productores, que ahora cuentan con un aliado científico para defender sus cultivos, su trabajo y la seguridad alimentaria del país.
Fuente: Agencia UNAL