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 29/08/2025

“Escudo invisible” prolonga la vida de las rosas colombianas

Un aliado inesperado, el silicio, podría prolongar la frescura de las rosas que Colombia exporta a Estados Unidos y Europa, al r

Las rosas Brighton se beneficiarían del silicio, un elemento que las protege de la botritis.

​Un aliado inesperado, el silicio, podría prolongar la frescura de las rosas que Colombia exporta a Estados Unidos y Europa, al reducir en más del 76 % la botritis, el hongo que marchita y envejece los pétalos tras la cosecha. Este elemento, abundante en el suelo pero poco explorado en la floricultura, logró reducir en más del 76 % la botritis, enfermedad generada por el hongo Botrytis cinerea que marchita y envejece los pétalos tras la cosecha.

El hallazgo del investigador Eduard Machado López, magíster en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), abre la puerta a una floricultura más competitiva y sostenible para el país. Gracias al silicio, las rosas de la variedad Brighton, de intenso color amarillo, se mantienen frescas por más tiempo en los floreros, lo que reduce pérdidas en exportación y disminuye el uso de fungicidas.

El silicio es el segundo elemento más abundante en la corteza terrestre después del oxígeno. Está presente en rocas, arenas y minerales como el cuarzo, y al disolverse llega al suelo y al agua en forma de ácido monosilícico, que es la forma en la que las plantas lo absorben por las raíces. Sin embargo, no siempre está disponible en la cantidad o en la forma en que la planta necesita para aprovecharlo.

En el municipio de El Rosal –en la Sabana de Bogotá– se concentra gran parte de la producción de flores de exportación; allí el experto López y los profesores Víctor Julio Flórez y Stanislav Magniskiy, de la Facultad de Ciencias Agrarias, trabajaron con la variedad Brighton, conocida tanto por su belleza como por su susceptibilidad al hongo Botrytis cinerea, que cubre los pétalos como un polvo gris y acelera el marchitamiento, generando inicialmente pequeñas manchas traslúcidas.

Para ello aplicaron tres tipos de fertilizantes a base de silicio, unos directamente en las hojas (aplicación foliar) y otros en el suelo (aplicación edáfica), cada 2 semanas hasta lograr 5 aplicaciones en el ciclo productivo. Este producto es conocido por aportar nutrientes a la planta, pero hasta hace poco se estudia para ver cómo influye en el control de este tipo de enfermedades. Las dosis usadas estaban entre 1 ml/l en hojas y 0,08 ml/l en suelo.

Luego compararon estas plantas con otras que no recibieron silicio, con el objetivo de simular lo que hace un cultivador en su día a día, y encontraron que después de 12 días poscosecha la mayoría de los tratamientos en los que se aplicaron los productos con silicio mostraron un 54 % de infección, salvo uno de los productos de silicio que solo presento un 16 % del progreso de la botritis, frente al 92 % encontrado en las rosas en las que no se aplicó el producto.

Estos resultados se encontraron después de simular la travesía de exportación, así: las flores se sometieron a frío y almacenamiento, como si viajaran en avión hacia Estados Unidos o Europa. Después se midieron en laboratorio variables como pérdida de agua en los tallos, respiración del tallo floral, producción de etileno (hormona que acelera el envejecimiento), severidad de la botritis y absorción de nutrientes en el tallo floral.

Rosas que duran más y se enferman menos

El resultado fue contundente: las rosas con silicio en el suelo fueron las más resistentes y pueden llegar a mantener su calidad más de 15 días. Por otro lado, se produjo menos etileno, lo que muestra que su reloj biológico se movió más despacio, y esto hace que su belleza no se pierda al ponerlas en un florero; además perdieron menos agua y se conservaron firmes y frescas.

Y lo más importante: “las rosas tuvieron menos daño por botritis, que puede llegar con la lluvia, el aire o el viento. También absorbieron mejor micronutrientes como manganeso y zinc, fundamentales para fortalecer los tejidos. En palabras sencillas, el silicio les dio un escudo invisible que alargó su vida y mejoró su nutrición", destaca el magíster.

Colombia es el segundo exportador mundial de flores de corte, y la rosa es la reina de este negocio. Cada año millones de tallos parten de Cundinamarca y Antioquia hacia los mercados internacionales. Según Procolombia –organización encargada de promover el turismo y la inversión extranjera en Colombia–, el sector de la floricultura genera más de 200.000 empleos formales al año en el país, cerca del 60 % a mujeres, y el 50 % de ellas madres cabeza de familia.

En este negocio, que entre enero y febrero de 2024 exportó más de 59.000 toneladas de flores cortadas para fechas como San Valentín, con la rosa como la protagonista, la belleza y la frescura lo son todo, un día extra en la vida del florero puede marcar la diferencia entre vender o perder un cargamento. Si las rosas llegan marchitas, se pierden contratos millonarios.

“Dos de las principales empresas dedicadas a este cultivo ya están implementando el silicio para proteger a las rosas, y todo fue gracias al trabajo que realizamos, con datos y resultados concretos sobre sus beneficios para la poscosecha", indica el magíster.

Un aliado para una floricultura más verde y competitiva

La investigación también muestra un camino hacia una floricultura más sostenible, pues al fortalecer las defensas naturales de la planta con silicio se puede reducir el uso de químicos como fungicidas cuidando el ambiente; el experto opina que el uso de ese tipo de productos puede ir disminuyendo en los próximos años.

Para entender mejor su innovación pensemos en las rosas como atletas que deben correr una maratón: salir del invernadero en la Sabana de Bogotá, viajar en camiones y aviones refrigerados, y llegar frescas a las florerías de Nueva York, Madrid o Tokio.

Muchas de ellas se agotan en el camino, pierden agua, producen demasiado “estrés" (etileno), se marchitan antes de tiempo o son atacadas por hongos.

En este caso, el silicio funciona como una vitamina de resistencia, prepara a la planta antes del viaje, fortalece sus defensas, regula su respiración y la hace más firme. Así, cuando llega al florero del consumidor, la rosa aún tiene energía para seguir brillando.

Aunque el silicio ya se había estudiado en otros cultivos, esta investigación es pionera en demostrar su efecto directo en la vida poscosecha de la rosa Brighton en Colombia. No se trata solo de producir flores más bonitas en el invernadero, sino de garantizar que esas flores lleguen intactas al otro lado del mundo. De hecho, ayudaría no solo a la rosa sino a otras flores como los claveles, las orquídeas o las petunias.

Si los productores empiezan a aplicar este “escudo invisible" en sus cultivos, Colombia aseguraría no solo su posición en el mercado global, sino también avanzar hacia una floricultura más verde y responsable.

Fuente: Agencia UNAL​

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