​Concluyó que la concentración de metales detectada no representa un riesgo para los niños y la cantidad encontrada en los vegetales está por debajo de los niveles de riesgo.

Bajo el título: “Riesgo toxicológico en personas expuestas a suelos y vegetales, con posibles concentraciones de metales pesados en el sur del Atlántico”, el investigador del Centro de Investigación Caribia (Magdalena), Marlon José Yacomelo, presentó los resultados de su tesis de maestría relacionada con el proyecto de Ola Invernal surgido tras la catástrofe de 2010 y 2011 en esta zona del Caribe.

Marlon Yacomelo cursó con éxito la Maestría en Ciencias Agrarias con énfasis en Suelo, Agua y Nutrición Vegetal de la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín

Contexto histórico Ola Invernal

Durante los años 2010 y 2011, Colombia afrontó una de las temporadas invernales de mayor impacto en su historia. Entre los departamentos más afectados estuvo el Atlántico, donde las fuertes lluvias ocasionaron el aumento del caudal del río Magdalena, generando la ruptura del Canal del Dique a lo largo de 214 metros, a la altura del municipio de Santa Lucía.

Como consecuencia se inundaron, además de este municipio, Campo de la Cruz, Manatí, Suán y Candelaria. En sus suelos se depositaron toneladas de sedimentos, que traían en suspensión arena con alto contenido de cuarzo, limo, arcillas y otras partículas sueltas. Con el objetivo de conocer el estado en que quedaron estos suelos física, química y biológicamente, la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria (Corpoica), realizó un muestreo, con recursos de Colombia Humanitaria, en el cual se encontraron concentraciones detectables analíticamente de metales pesados como cadmio, arsénico, mercurio, plomo y cromo, algunas por encima de los límites máximos permitidos (LMP) establecidos por la Comunidad Económica Europea (CEE). Debido a su alta toxicidad, estos metales pueden entrar en la cadena trófica (o cadena alimenticia) y representar un peligro para la población.

Por lo anterior, a través de la tesis de maestría de Marlon Yacomelo, y coordinada por investigadores Inés Toro Suárez de Corpoica y Raúl Zapata Hernández de la Universidad Nacional de Colombia, se determinó la posibilidad de riesgo por exposición para los niños por su contacto con suelos contaminados. Asimismo, el peligro que se podría trasladar tanto a menores de edad como a adultos que hubieran consumido pepino (Cucumis sativus) y ahuyama (Cucurbita moschata). Estos estudios se realizaron empleando la metodología propuesta por la Oficina Sanitaria Panamericana y la Oficina Regional de la Organización Mundial de la Salud.

La exposición se calculó con base en la bioacumulación y la translocación determinadas en estas plantas y el hábito alimentario de la región, así como el peligro por la ingesta diaria admisible. Se concluyó que la concentración de metales detectada en suelos no representa un riesgo para los niños y la cantidad encontrada en los vegetales está por debajo de los niveles de riesgo.

“En Colombia son pocas las investigaciones realizadas de este tipo, por lo cual esta es solo una primera aproximación para estimar el riesgo en la salud de la población expuesta a metales pesados, provenientes de

una calamidad, como fue la ola invernal. Se considera importante poder avanzar en la determinación de las formas químicas (especiación) de cada metal pesado presente en el suelo, que defina con más precisión su toxicidad y poder estar listos con una metodología estandarizada, que se pueda aplicar de forma inmediata, en eventos fortuitos, afirmó el investigador de Corpoica, Marlon Yacomelo.

El autor de esta tesis, es Ingeniero Agrónomo de la Universidad del Magdalena, hizo parte del programa Joven Investigador en Corpoica a través de Colciencias; en 2011 trabajó como investigador profesional en el marco del proyecto “Evaluación del estatus de plaga de las termitas arborícolas y subterráneas en cultivos de cítricos de la región Caribe de Colombia”; y desde 2012, ha participado de diferentes proyectos para las redes de Frutales, Cacao y Permanentes, desde el Centro de Investigación Caribia de la Corporación.

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Mauricio Lengua M.

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